Para tu pequeño, este tipo de desarrollo es difícil ya que apenas está descubriendo su entorno.

A los dieciséis meses de edad, el desarrollo social y emocional de tu pequeño está lleno de contradicciones. Vas a disfrutar el hecho de que tu pequeño sea más cariñoso, pero dos horas más tarde te puede decepcionar con un berrinche porque quiere dos galletas y no una. A veces te pide ayuda para terminar un rompecabezas, pero otras te rechaza con un ¡no! tajante. No te sorprendas si hay días en que está feliz, y otros en que se queja durante mucho tiempo. 

Tu pequeño es cada vez más consciente de sí mismo, de lo que quiere y de que puede hablar contigo y ¡que entiendes casi todo! pero tal vez se sienta abrumado con tantos cambios. Trata de entenderlo y de ser paciente, ya que puede ser una etapa en la que los dos aprendan a conocerse y descubran juntos este nuevo mundo.

Los logros de tu pequeño

Emocionalmente es un momento difícil para él y para ti, requiere expresarse y necesita saber que puede regresar a tus brazos cuando ya haya sentido suficiente libertad. Debe de entender que ciertas cosas son demasiado agresivas o no resultan aceptables socialmente. 

Puedes dar por hecho que va a estar molesto y frustrado cuando sus necesidades no queden satisfechas. Por eso tú tienes la difícil tarea de ayudarle a entender los límites y a controlar sus emociones, con amor e infinita paciencia.

Las regresiones en el comportamiento son comunes entre los pequeños, y por lo general ocurren entre los dos años y los dos años y medio. En este momento, tu pequeño puede regresarse una etapa y pedir un biberón o un chupón. Normalmente esto sucede por alguna situación que lo altera o posiblemente con la llegada de un hermanito. No te preocupes, esta fase pasará. 

¿Cómo puede ayudar en esta etapa tener una buena nutrición?

Alimentar a tu pequeño implica mucho más que darle de comer. Se trata de demostrarle que lo quieres y que siempre puede confiar en ti para satisfacer sus necesidades básicas.

No sólo alimentas su cuerpo, fortaleces el vínculo emocional que los une.

Recuerda que una buena nutrición es la base de una fuerte defensa contra una gran cantidad de enfermedades que podrían afectar a tu pequeño de por vida, así mismo no dejes de acercarte a tu médico, quién podrá indicarte cuáles son los alimentos que lo benefician dependiendo de su desarrollo.

Efectos de una mala nutrición

Si tu pequeño no ha recibido los nutrientes adecuados durante sus primeros años de vida, puede tener un efecto profundo en su salud, así como en su habilidad para aprender, comunicarse, pensar analíticamente, socializar efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas.

Lo que sucede cuando tu pequeño tiene una alimentación inadecuada es que su cuerpo distribuye de forma incorrecta las proteínas y nutrientes disponibles; enfocando los nutrientes y los elementos disponibles que adquiere mediante la comida a su supervivencia, después al crecimiento y en último lugar favorece al desarrollo del aprendizaje. Por lo que es recomendable que su alimentación siempre sea balanceada y adecuada a su edad.

Consulta con su pediatra los alimentos que puedes brindarle a tu pequeño para que su absorción tanto de nutrientes como de proteínas sea el adecuado y tenga un desarrollo sano.

Consulta a tu médico.