Algunas empiezan con contracciones, pero otras no sienten nada sino hasta que la fuente se rompe. Esta es una breve síntesis de lo que puedes esperar:
Comienzas a tener contracciones. Es una buena idea cronometrarlas y llamar a tu médico antes de salir rumbo al hospital.
Te diriges al hospital. Una vez ahí, te registras o un familiar lo hace por ti.
Te llevan a la sala de parto. Te darán una bata para que te cambies y varias formas que necesitarás llenar. Te preguntarán por el tiempo de tus contracciones y si se te rompió ya la fuente. Una enfermerá revisará tu pulso, tu presión y la dilatación del cuello uterino.
Entras a la primera etapa de la labor de parto (si no es que estás ya en ella). Esta etapa es la más prolongada, con un promedio de entre 6 y 12 horas dependiendo de si has tenido hijos antes. Al principio, sentirás contracciones con dolor, presión o una sensación de saciedad. Caminar puede ayudarte. En la fase activa, las contracciones son más frecuentes y duraderas, repitiéndose cada 2 a 5 minutos. Balancearte en una mecedora o tomar una ducha caliente ayuda. En la fase de transición, las contracciones ocurren cada 2 o 3 minutos y duran entre 60 y 90 segundos. Este es el trabajo más duro, pero termina rápido. También es el momento perfecto para poner en práctica todas esas técnicas de respiración que aprendiste para el momento del parto.