Algunas veces, los padres piensan que un bebé prematuro es más frágil que un bebé nacido a término y podrían llegar a ser particularmente cuidadosos, demasiado indulgentes o incluso demasiado apegados.
Por supuesto que tu bebé es delicado, pero para el momento en que lo llevas a casa, puedes tratarlo tal como lo harías con cualquier bebé. De esta forma, no interferirás con su desarrollo.
Puede que sea muy pequeño, pero aun así puede hacerte saber sus deseos y necesidades. Al observar el lenguaje corporal de tu bebé, podrás ver que es extremadamente sensible al mundo que lo rodea.
Al principio, dormirá casi todo el tiempo, pero cuando esté despierto y alerta, él estará listo para comunicarse.
Cuando tu bebé desea atención, observarás que:
- Sus ojos están muy abiertos.
- Te verá, y verá hacia otro lado y volverá la mirada a ti nuevamente.
- Su respiración está relajada.
- Sus brazos y piernas están ligeramente flexionados y relajados.
- Podría juntar sus manos o llevar los puños a su boca.
Cuando tu bebé esté alterado, podría:
- Actuar molesto y llorar.
- Poner rígidos sus brazos y piernas.
- Arquear su espalda.
- Cerrar los ojos, ver hacia otro lado o voltear su cabeza hacia otro lado.
- Quedarse dormido.
Cuando tu bebé parezca agotado, déjalo descansar. Sosténlo tranquilamente sin hablar o moverte para que comience a sentir calma.
Los bebés muy pequeños sólo pueden manejar una actividad a la vez. Si tu bebé parece estresado, trata de relajarte con él. Él te hará saber cuando esté listo para jugar nuevamente.
Consulta a tu médico.